Diseñada por el estudio Paleko Arch Studija, la biblioteca de la Universidad de Vilna se encuentra a las afueras de la ciudad, cerca de un bosque de pinos, lo cual inspiró al arquitecto a proporcionar al edificio una sensación espacial basada en espacios interiores acogedores que siempre estén vinculados con la naturaleza.
Para conseguirlo, se levantaron dos enormes fachadas acristaladas con vistas a dicho bosque de pinos y que iluminaran los árboles por la noche. Durante el día, estos árboles reciben la luz del sol y se convierten en una parte visual del interior del edificio. Los espacios interiores son diversos y se transforman fácilmente. En ellos predomina el color blanco, que contribuye a destacar tanto los libros como a las personas.
Las fachadas acristaladas están dispuestas de forma que todas las juntas y huecos queden horizontales y en paralelo alrededor del edificio, a pesar de las superficies curvas. Las sólidas particiones del lado sur protegen a las personas y los libros del sol directo y el sobrecalentamiento.